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miércoles, 6 de febrero de 2013

La pertinencia de los sistemas de cifrado musical



La pertinencia de los sistemas de cifrado musical

Para establecer la relación de pertinencia de los códigos o los sistemas de cifrado en la música con la necesidad de los mismos para el ejecutante, se hace necesario definir concretamente el significado del vocablo y su contexto de empleo a priori.

“Cifrado: Véase Cifrar.
Cifrar:
1.       tr. Transcribir en guarismos, letras o símbolos, de acuerdo con una clave, un mensaje cuyo contenido se quiere ocultar
2.       tr. Valorar cuantitativamente, en especial pérdidas y ganancias.
3.       Tr. Compendiar, reducir muchas cosas a una, o un discurso a pocas palabras. U. t. c. prnl.
4.    Tr. Reducir exclusivamente a una cosa, una persona o una idea determinadas lo que ordinariamente procede de varias causas. Cifrar la dicha EN la estimación pública. Cifrar la esperanza EN Dios.” (Tomado del diccionario de la real academia de la lengua española Rae. Vigésimo segunda edición)

Una vez dada la definición, podría concluirse entonces que el cifrado musical es un sistema de códigos, un sistema de símbolos de común acuerdo cuyo contenido es claro para todo aquel que se relacione con el ejercicio de la música y afines.

Cabe destacar empero, que a diferencia del código oculto, el cifrado musical pretende ser la forma más simple de aproximación con la fundamentación teórica del intérprete de música, permitiéndole a este aún desde su misma iniciación, lograr un entendimiento primitivo de parámetros morfológicos y gramaticales de una pieza musical (cualquiera que esta sea).

Este ensayo considerará, con base en el texto “SOBRE LOS CIFRADOS MUSICALES, EN GENERAL; Y SOBRE EL BAJO CIFRADO, EN PARTICULAR.” (Prof. Ortiz Morales, J.M. CSMMalaga), la importancia y pertinencia de los sistemas de cifrado musical desde el contexto pedagógico e interpretativo de la música.

Desde sus inicios, el cifrado a desempeñado un papel fundamental en el ejercicio de la interpretación musical, siendo este código (en cualquiera de sus manifestaciones) la forma más eficiente de transmitir ideas breves y concisas respecto a detalles en la ejecución de las músicas de antaño y aún hoy, su funcionalidad trasciende los límites impuestos en ocasiones por la misma academia, ya que en una era en la que las telecomunicaciones ejercen dominancia en el mundo y su acceso cada vez es menos restringido, cualquier persona interesada levemente en la práctica de algún instrumento podrá acceder a los incontables archivos que se encuentran en la red.

Su evolución y especialización deja entre ver una relación intrínseca con las necesidades de la era en la que se desarrolla, adaptándose así y quizá buscando la perfección o universalidad si se prefiere.  Sin embargo, esto supone una serie de cuestionamientos aparentemente obvios como, siendo un método de aproximación interpretativo relativo ¿Cuál de los métodos de cifrado expuestos en el texto debería ser el aceptado como universal?, ¿Es acaso uno más acucioso que el otro?, ¿Cuál es mejor?

Respondiendo la primera cuestión, luego del análisis del texto que fundamenta este ensayo, resulta interesante encontrar las bondades y flaquezas de cada uno de estos métodos, siendo algunos escasos en información a la hora de los detalles o la minucia  u otros con pormenores quizá ilegibles para alguien que siquiera tuviera algún tipo de formación musical. Sin embargo, ciertos métodos como el bajo dado y bajo cifrado, tienen la ventaja de permitir a las voces intermedias un juego relativamente libre siempre y cuando hallen consonancia con la melodía propuesta y de hecho, dan luces sobre el carácter interpretativo y sus características estilísticas. Bien se ha dicho por los especialistas “El acorde perfecto se había desarrollado en fundamento del acontecer armónico”, refiriéndose a la transición dada por la “tonalidad bimodal” de la que hablaba LaRue. Este hecho supone una calificación alta en cuanto a eficiencia y concreción de dicho método para transmitir la información.  No obstante, su desarrollo no quedó estancado ni mucho menos, aunque vale la pena considerar hasta que punto el desarrollo es desarrollo si no una camisa de fuerza, y se abrió paso con el concepto de “notas obligadas” que, imagino permitió más adelante al sistema de cifrado latino desarrollado principalmente por los franceses, exponer sus postulados.

Justamente, la relevancia del sistema de cifrado latino radica en su capacidad inclusiva, no solo de los descubrimientos o aportes dados por generaciones anteriores, sino también por la conveniencia que su uso supone en la práctica pedagógica de la teoría musical. Dicho sistema de cifrado incluye un análisis funcional e intervalico que permite al estudiante ser más consciente de los detalles que cimientan los teoremas armónicos sobre los que se compone la música formal en occidente y le da un paisaje más amplio y claro de otros asuntos de importancia como la morfología e incluso la textura que, a diferencia del bajo dado o el bajo cifrado, no se limita demasiado al acompañamiento melódico.

Por supuesto debe destacarse que el papel de dicho paradigma establece, tal vez de forma implícita, que el código resultaría indescifrable para todo aquel cuya formación sea bastante primitiva o nula, lo que supone entonces un distanciamiento involuntario quizá del interprete popular y trastoca la misión principal del cifrado a saber: Transmitir de forma sencilla y eficiente la información pertinente al ejecutante instrumental. Dicha misión tiene sus excepciones, ya que no en todos los casos ese es el propósito de cifrar o codificar la información, como es el cifrado midi, más cercano al lenguaje de computadora y encajado en un contexto con un enfoque diferente del que no se hará mención en este escrito.

En marcado contraste aparece el cifrado sajón o denominado “americano”, cuyas características inclusivas permiten al intérprete acercarse más a la posibilidad de ejecutar la pieza en cuestión.
Dicho cifrado representa los acordes con letras y no se explaya en términos precisos respecto a la inversión de los acordes (como sí lo hace el cifrado intervalico o cifrado latino) y recupera la idea de la textura de acompañamiento melódico. Surge así el término “standard” para referirse a la pieza con una línea melódica expuesta sobre un pentagrama y la indicación de los acordes o la armonía que debe realizarse en los distintos momentos de la obra. Dicho código permite incluir cotas para las notas extrañas y da por entendido que la séptima es menor, salvo se indique lo contrario.

¿Cuál de todos estos códigos es el más indicado para su uso?

Se debe considerar la era que estamos viviendo y las particularidades de la misma. Cada vez es más frecuente encontrarnos más ocupados y distraídos por los avances tecnológicos, lo que supone un desafío para el aprendizaje. La demanda de la industria del entretenimiento y el encuentro diario con la tecnología exigen que el estudiante de música o el músico profesionista sea más ágil en su producción y calidad interpretativa. No por esto se debe pasar por alto la importancia del detalle y el desarrollo de habilidades cognitivas enmarcadas en la academia. En resumen, el músico o el estudiante de música hará bien al investigar y profundizar de acuerdo con sus necesidades, los distintos códigos o cifrados dependiendo de su necesidad y su contexto, demás está decir que no sería correcto “casarse” con alguna tendencia sino más bien, mantener una actitud ecléctica y positiva frente a cada situación que requiera una aproximación diferente.

La pertinencia de los sistemas de cifrado musical continuará perpetuándose en la medida en que seamos capaces de utilizarlos y comprenderlos sin subestimar su importancia. También se hace clara la necesidad de permanecer en la búsqueda de mejores formas de comunicación con el intérprete, más efectivas, más acuciosas y más inclusivas.

Después de todo, la transformación y la globalización nos han permitido entender que no existen posiciones absolutas y que la radicalidad solo permea la excusa para sobreponerse a la misma.



Bibliografía
SOBRE LOS CIFRADOS MUSICALES EN GENERAL; Y SOBRE EL BAJO CIFRADO, EN PARTICULAR. (Prof. Ortiz Morales, J.M. CSMMalaga),




Mi pecado


Mi pecado tal vez sea pensarte, imaginarte en los arapos más pequeños
las tiritas de un deseo que definitivamente se hará carne

Mi pecado es quizá deshacerme de la arena
La que guardo a voluntad cortada entre mi vientre y aquella que en tu pecho se almacena

Mi pecado no es hacerte un ícono de afrodisíacas proporciones
quizá consista simplemente en no sentir mi piel lo suficientemente libre

Mi deseo en cambio se ha hecho puro
la fantasía cristalina que se escurre entre tus ojos
o en el filo de tus manos en la almohada
en la fuerza de tu pecho, tu cabello,  tus nocturnos

No se trata de un silencio
Aunque fluya tranquilo por mi sangre

Se trata de abarcarte en cada flanco y decir que no me basta con decir solo
Te quiero.