Las costumbres, esas necedades que usamos para justificar nuestros continuos actos de maldad o de bondad, hoy vienen siendo inútiles frente a este síndrome que me aqueja.
La verdad ando seco, deshidratado de palabras, desprovisto de argumentos o deseos por escribir algo novedoso, con carácter sensible... que armonice con el entorno.
Me he vuelto tan aburrido que he pensado en criticar películas en este espacio.
Que frustrante esta irremediable sensación de oquedad.
A lo sumo puedo contar fragmentos de un paisaje destruido por las presiones. ¿Acaso estaré condenado a un silencio prolongado?
Quién sabe. A lo mejor con el tiempo la lengua afloje y nazca una especie de redención.
Aunque sea un par de líneas debo sacar... aunque sea dos.
Buen Día
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus Comentarios Serán Recibidos Sin Oficio