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miércoles, 9 de marzo de 2011

Pequeñas Consideraciones: Aventuras de Un "cachaco" en Barranquilla. Parte I

Debo decir querido amigo, que la historia que leerá a continuación está cargada de efluvios fantásticos y criaturas casi mitológicas (y digo casi porque, con respecto a esta jornada, las cualidades míticas de las criaturas que protagonizaron los eventos aquí descritos han sido otorgadas por aquellos quienes han sufrido estos predicamentos)

Me encontraba en mi alcoba, disfrutando de los etéreos vapores oceánicos e inmerso en un sopor agradable a los huesos. Si el clima estaba en mi contra, yo apenas me daba cuenta pues mi mundo se había reducido a la lectura y al estudio de distintos menesteres por aquellos instantes.

La casera descansaba sobre el sofá y repasaba su aguja sobre los pantalones que le habían encomendado coser con diligencia. Bajo el sol abrazador de un medio día implacable en su calurosa efervescencia, su cuerpo comenzó a beber los seductores jugos del sueño y sus ojos comenzaron a deleitarse en el empalagoso néctar del cansancio.

De repente, entre sus copiosos cabeceos luchando contra el abandono de sus fuerzas, algo hizo que estallara en un grito de descomunales proporciones.

La bestia se paseaba a paso firme y seguro, pero más bien de forma pesada y arrogante, emanando desde dentro de sí un aura fría como su sangre de saurópsido. En sus ojos se veía un apetito voraz y una disposición siniestra y casi diabólica a comer lo que primero se atravesara en su camino.
En su espalda se levantaban largas extensiones con forma de púas y sus escamas verdosas con visos negruzcos y lustrosos completaban un cuadro terrorífico para la desdichada alma que cosía entre sueños robados a medio día.

Se ha movido como un gato y ha comenzado a gritar desesperada, inundada por el pánico de ver a una bestia de proporciones apocalípticas que se deslizaba ante sus ojos aterrados por la cornisa de la ventana principal de la sala.

Sus gritos de espanto me sacaron de mis meditaciones y no tuve más remedio que levantarme de un salto para ir al rescate de aquella pobre alma necesitada de auxilio.
Salí dispuesto a encontrarme con algo de aspecto fulminantemente aterrador y dispuesto a ofrecer fiera batalla en mi contra.

Mi ritmo cardíaco se aceleró, mis pupilas se dilataron y uno a uno, mis reflejos y mi posición fueron adoptando más bien la postura del combate, esa que uno adopta con el recelo típico del que lucha contra un enemigo desconocido.

Se que el animal me aguardaba. Su mirada se encontró con la mía tras un movimiento reposado pero al mismo tiempo febril y angustioso.

Permitame decirle, amigo lector, que no tengo por costumbre ser tan osado para aventarme en una acometida bélica sin tener la información precisa de mi oponente, una mirada al menos, que me permita reconocer si acaso debilidades que pueda aprovechar a la hora de un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Pero la ocasión merecía la actitud de valiente desbocado y el instinto de arponero de ballenas en una tierra por la que nunca las vemos a menudo se hacía mucho más que necesario.

Tan pronto pude enfocarlo concreta y correctamente descubrí que varias de mis reflexiones estadísticas están en lo cierto: Las mujeres, sin importar su procedencia, su estatus o condición, siempre verán desmesuradamente un asunto de dimensiones muchísimo más modestas y moderadas respecto a la realidad que las rodea.

Me he encontrado con que el saurópsido, sobre-dimensionado por el temor morboso de la casera no era nada más que una inofensiva Iguana que reptaba apaciblemente bajo la sombra fresca que la cornisa le ofrecía a su cuerpo.

He concluido entonces, y es así como cierro esta pequeña consideración, que Las mujeres ven a "Godzila" y los hombres ven solo una "lagartija"... Conclusión que se hace extensible para todo tipo de animales desde los mamíferos hasta los invertebrados más nauseabundos.

Creo, después de esta curiosa intervención, que podré dormir con la conciencia tranquila del héroe temerario que goza con la satisfacción del deber cumplido y me retiraré al reposo absoluto en mis aposentos para descansar de tan fuerte Jornada, aguardando la oportunidad precisa para seguir revolcándome en la burla descarada y crapulenta de aquellos seres que construyen historias grandiosas de eventos tan simples como un florero roto en una esquina.

Buenas Noches.

2 comentarios:

  1. Una entrada muy cachaca hasta en las palabras usadas jajaja, más cachaca que shakira (si, shakira jajajaja)"en barankila se baila asi" jajaja... es como el punto gris que descubre que no todo es gris y que hay puntos de otros colores, en lo personal AMO esas tierras y sus explosiones de vida. El cachaco es como su cédula allá, lo que le dice quién es, el cachaco; SOMOS colores y alegría, la marimonda, el festival de blancos y negros, lucho bermudez, Buitraguito... eso somos y el encontrón de primerazo es duro. Yo le diría que no se asuste y que digiera bien, porque la vida le está recordando lo que s ele había olvidado que era también.

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  2. Las mujeres solemos ver con aterradores dimensiones algo que en realidad no es ni la mitad de lo que nuestros gritos comunicaron. Me gusto! vamos a leer otro escrito!

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