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jueves, 12 de agosto de 2010

De conspiraciones y otros demonios.

En la madrugada de hoy nos relamimos en los sabores de la incertidumbre.
Recuerdo aquella época en la que contabamos con la posibilidad a flor de piel de no volver a pisar nunca más el suelo de nuestro hogar o ver a nuestra familia. Recuerdo estar viendo en las noticias rostros cubiertos con sangre, polvo y ceniza; Rostros llenos de angustia y zozobra...sucumbiendo al pánico y a la desesperación.
Recuerdo a mi mamá suplicandonos la procura del cuidado y las campañas policiales para detección de coches bomba. Yo era un muchacho, un niño que no entendia el terror como algo fuera de lo común sino como una novedad que pronto haría parte de lo cotidiano, al menos para mí, como lo seria la aparición del nintendo, el mundial del 94 y las canicas. No me mal interpreten, no estoy diciendo bajo ningun contexto que la violencia sufrida hoy es algo que tengamos que aceptar con la misma resignación con la que aceptamos usar el cepillo de dientes. Digo que, cercano a los 30 años, veo ahora la seriedad de lo sucedido.

Agradezco infinitamente al creador estar aquí presente, sin un solo rasguño y disfrutando de una sopa caliente con tranquilidad. Por supuesto, tampoco podemos tapar el sol con un dedo y decir que aquellos días con el terror a flor de piel quedaron atrás porque no hay nada más lejano de la realidad que eso. Sin embargo, esta ola de sucesos alimentan más a las masas que creen haber tomado la píldora correcta que los ha sacado del letargo de la "matrix" y que comienzan de manera casi que inmediata y febril a hervir en medio de conspiraciones políticas. Tienen razón en concebirlas, después de todo la realidad mundial y las películas hollywodenses han hecho su agosto agitando nuestros temores. Justamente por eso no veo por que aplaudir esas conclusiones. No son nevedosas en ningun campo.

Hago la aclaración: No me inmiscuyo en política, no defendere ninguna conspiración o posición respecto a lo que sucedio esta madrugada del jueves 12 de Agosto de 2010 en la ciudad de Bogotá. Simplemente hago la observación de los eventos y me permito reflexionar sobre como pudieramos olvidar la seriedad del asunto creyendonos más sagaces que Sherlock Holmes o Agatha Christie y asumirlo como un evento de la cotidianidad.
Nada más pensemos en el amarillismo y todo lo que se lucró la prensa sensacionalista con este suceso. Nosotros les hemos dado la licencia para que esto suceda y podríamos estar uniendonos a viva voz para tapar la realidad con un dedo. De esa forma podriamos estar conspirando inconcientemente para creer en algún lugar de nuestro corazón que las cosas han cambiado, seguirán cambiando y mejorarán.

Podriamos estar entrando en un letargo genuino al negar nuestra esencia como género humano y asumirnos como una raza nacional que se erige sobre otras aplastandolas. Para eso solo hay que escuchar o leer la cantidad de comentarios llenos de pasión nacional en los foros de los periódicos o en las calles. Mientras unos piensan en la integridad Nacional, otros en los supuestos héroes que ha concebido la democracia (ojo que esto es lo que ha dicho la gente. Estos comentarios no representan mi opinión a ese respecto.) y otros en las aparentes razones políticas o no del atentado, muy pocos piensan en el portero que resiste la explosión en sus rodillas acurrucandose de forma inmediata, en los pasajeros del autobus que estuvo a escasos segundos de recibir la explosión de forma directa o los habitantes del sector que apenas se levantaban.

No me quiero imaginar sus rostros de pánico. Esos son los rostros reales por los que quizá estamos conspirando para arrebatarles la importancia que estos merecen. Gracias a Dios no hubo víctimas fatales, pero si hubiese sucedido algo funesto... Los noticieros, la prensa y los medios estarían solo sacando provecho de la situación. Nos hemos acostumbrado de forma mojigata a la violencia. Decimos repudiar el narcotrafico que nos golpeó con esa primera ola de atentados en el D.A.S, el centro de la 93 y otras tragedias... pero al mismo tiempo corremos a encender el televisor para aplaudirle al "cartel de los sapos" o a "Rosario tijeras". ¿Ya olvidamos?... ¿Olvidamos la imagen de una mujer con un collar bomba?... Corro el riesgo de ser atrevido... pero siento en el ambiente -al menos en los medios y no juzgo a todo el gremio, es la generalidad sobre la particularidad- un morbo que crece a paso agigantado por sentirnos Víctimas de un 11M o un 11 de Sep y ser más cercanos a una capital del mundo por estos hechos.
No deberiamos gastar tanta neurona pensando en quien lo hizo, por qué ni para qué. Son las autoridades quienes necesitan esos detalles para adelantar los procesos judiciales a estos delincuentes. Lo que nos compete a nosotros como ciudadanos es estar alerta y ser diligentes para prestar ayuda cuando se necesite. No conspiremos para tapar el sol con un dedo... Podriamos estar olvidando o evitando ver lo más importante.

3 comentarios:

  1. Para el ciudadano común es más facil sentir lo que los medios le dicen que sienta... recordar o maravillarse con lo que deben hacerlo... pero ya es hora de salir de ese molde!

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  2. Sí. De hecho ese molde al que ud hace alusión no solo permea este tipo de comportamientos en los ciudadanos "comunes" sino en los ciudadanos del mundo. Es muchísimo más fácil reconocernos como víctimas que como victimarios. De un momento a otro en la historia, gracias a los medios, Colombia dejo de ser un país violento y pasó a ser una "víctima de la violencia y el terrorismo". Definitivamente Colombia no es más que pasión.
    Por más que queramos eclipsar el sol con el pulgar, nuestro país continua siendo violento en su sangre y asotado por un conglomerado de violencias sutiles y descaradas tambien. Tiene ud razón...hay que salir de ese molde

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  3. Es solo la vison que nos imponen, aquellos medios, aquella matrix, pero que en realidad descubrir y encajar las piezas es cosa de cada uno: somos un pais mas que pasion, mas que terrorismo y narcotrafico, mas que violencia y corrupcion, para que todos nos concienticemos, falta mucho!

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