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martes, 17 de agosto de 2010

Monólogo de los Reproches

Martes 17 de Agosto:

Logré apenas levantarme aún con signos de resaca, una que responde al abuso de mis sesos y no a la ingesta de alcohol (que también existió, confieso, pero no hasta el grado de provocar las consecuencias matutinas de rigor para quienes exageran con el néctar).

Desperté entre unas redes anónimas, inexplicables al menos para mí, deseando respirar el aroma de las calles de Buenos Aires y perderme entre los ruidos del subterráneo, las medias lunas y el pastel de papa junto al obelisco que se erige como un magno monumento pero que de cerca no parece gran cosa, las figuras porteñas que robaban mi aliento, ese café tan rústico y ceniciento, el silencio de sus ciudadanos, los tapetes rebosando de películas pirata y las constantemente rechazadas invitaciones a comer alfajores empalagosos.

Desperté deseando ver el reflejo de la calle sobre los cristales del café que se encuentra en la esquina de Piazzola, haber tenido más dinero en los bolsillos para comprar un poco mas de vino y un poco más de tiempo para volver a pisar la ruta de Santelmo, Tomarse fotos con mafalda y comprar más discos que aquí son imposibles de obtener.

Desperté "con el pucho de la vida apreta'o entre los labios, la mirada triste y fría, algo lento el andar...", con un obsesivo y copioso deseo de caminar entre "[...] fields of gold" de un tiempo que hasta ayer se escurrió entre mis dedos bajo la mirada impotente y resignada al proceso de una adaptación involuntaria, accidentada y coaccionada por fuerzas que nunca podría controlar (pero que sin duda quisiera hasta cierto punto).

Entonces encontré en mi abdomen un bulto maligno, un tumor siniestramente oscuro y venenoso, una náusea que tenía que evacuar desde hace mucho. Sí, creo que ese vacío es mi temor más profundo y atrincherado. Lo confieso, la soledad me asusta tanto como las inyecciones. Creo que por esa razón hablé de las fotografías que tengo de una ciudad como la mía ( La Bogotá de los años 80), esas fotografías en las que el tiempo va sustrayendo a sus protagonistas y va agregando uno que otro actor de reparto... Y ¿saben algo?... Siempre detesté esas fotografías, aquellas que son el testimonio hipócrita de una promesa que nunca se cumplió, aquellas que no son sino el simple protocolo que justifica la existencia de una familia. Detesté y detesto las fotografías que guardan ilusiones o espejismos.

Claro, aprendí a valorar las fotografías de re-encuentro, las que nos dejan atestiguar el paso de los años y bueno... Nos preparan para que uno de sus protagonistas desaparezca en las próximas décadas si algo extraordinario no sucede antes. Aprendí a valorar las fotografías mentales de todos los momentos genuinamente atesorables, los que nos llenan de dolor y alegría por igual (Aún cuando los momentos dolorosos aparezcan borrosos, como manipulados intencionalmente para desaparecerlos).

Desperté recordando las notas en las que juraba mantenerme firme e inamovible en mi forma de pensar... Recuerdo ese "Juntos" tan preciado para mí...
No he parado de suspirar y de contener las lágrimas en la represa del orgullo. No he dejado de esperar su llamada de rescate -y confieso que, como todo ser humano, no soy invulnerable a sentirme poco importante cuando Alguien importante para mí no se manifiesta con un "hola, ¿cómo has estado?"-, esa a la que comienzo a resignarme.

Desperté pidiendo auxilio... No me mal interpreten, no soy de esos Hombres modernos que se apoyan en el *123 interpersonal, no. Soy un hombre chapado a la antigua y de vieja usanza, criado con el credo de nunca arrodillarse ante los hombres y apretar las muelas ante los "hooks" y los "upercuts" de la desesperación, las situaciones difíciles de la vida y los problemas que se levantan como muros inexpugnables de ciudades avasallantes con reputación de "Zigurat".

Desperté y luego de salir del mareo y ubicar claramente algunos puntos de referencia descubro ser el envase que contuvo los reproches mudos de mi corazón..."así son las cosas: amargas, borrosas. Son fotos veladas de un tiempo mejor".
Así supe por que renazco con cada nota en expulsión, con cada tango, con cada canción que me trae el rayo de sol.
Ahora sé que por lo único que debo reprocharme es por tambalear un segundo.
Solo conozco un camino, una forma de avanzar.
Me resuelvo entonces: Levanto mis brazos... de nuevo a pelear.

Por: Rodrigo Flórez

5 comentarios:

  1. Esta es la continuación de "Walk on fields of gold".
    Gracias.

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  2. ¿Solo conozco un camino, una forma de avanzar? acaso que es ¿avanzar?...¿solo un camino? "En este mundo, los aspirantes pueden encontrar la iluminación mediante dos caminos. Para la persona contemplativa está el camino del conocimiento; para la persona activa está el camino de los actos desinteresados."

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  3. La visión del avance, entendido como un movimiento que se ejecuta de un punto a otro hacia adelante resulta subjetiva sobre todo en textos escritos bajo el amparo de la misma subjetividad. Por supuesto que, para entender a qué me reiero con "avanzar" y con "camino", tendria que contextualizar al lector sobre hechos, experiencias y situaciones que han influido en la creación de mis líneas.
    En mi opinión personal, alejándome un poco del propósito real de este escrito y adhiriéndome al proverbio citado en el comentario anterior, considero que la "iluminación" es un proceso continuo que requiere de la contemplación y al mismo tiempo la acción. ¿Acaso la luz sería luz si no tuviese algo que iluminar? De nada nos sirve solo "contemplar" para adquirir conocimiento. "la sabiduría queda probada justa por sus obras" dice la Biblia. En esa medida, La persona genuinamente "iluminada" concebira el conocimiento y los actos desiteresados como el camino a recorrer, haciedo de esta una persona "activa" y capaz de "contemplar".
    Solo debo agregar que esta nota fue la manera de decir mucho de mi sin hacerlo en absoluto.
    Gracias por los comentarios! Continuen haciendolos

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  4. Aquello en lo que focalizas tu atención, eso es lo que atraes a tu vida.
    No puedes cambiar directamente nada, sólo puedes ser dueño de una cosa: tu atención. Tu atención, sin embargo, puede cambiar el mundo. No luches contra tus pensamientos, déjalos al aire, sólo intenta dominarlos suavemente a través de tu atención. Negar algo, no es lo mismo que afirmar lo contrario.

    Puedes enfocarte en ti mismo, irte hundiendo más y más hacia el fondo oscuro de ti mismo, como un tornillo, o, por el contrario ir construyendo una espiral hacia arriba, cada vez más amplia, abriéndote hacia el infinito.

    Deja que tus pensamientos vayan al aire, vuela con ellos se cocreador con los elementales.

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  5. Definitivamente... Dos cosas necesita el mundo intelectual... Saber leer y escribir. Creo que nos falta aun.

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